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Relación entre la microbiota intestinal y el estrés

Relación entre la microbiota intestinal y el estrés. El microbioma humano, compuesto por bacterias, virus y otros microorganismos, es fundamental para nuestra salud, influye en los sistemas inmune, endocrino y nervioso. La microbiota intestinal, en particular, se relaciona con la respuesta al estrés. Un desequilibrio en esta microbiota, o disbiosis, puede contribuir a enfermedades físicas y mentales. Por tanto, mantener un microbioma equilibrado es clave para una salud integral. Se busca analizar las interacciones entre la microbiota intestinal y el estrés. Se ha realizado una revisión bibliográfica entre los meses de marzo a mayo de 2024 en las siguientes bases de datos: PubMed-Medline, CINAHL y Scopus.

La microbiota intestinal impacta significativamente en la salud mental, produciendo neurotransmisores que afectan el cerebro y la respuesta al estrés, en dirección opuesta, el estrés también puede influir en la microbiota y alterarla. Cepas específicas de probióticos, de los géneros Bifidobacterium y Lactobacillus, pueden reducir el cortisol y mejorar la salud intestinal. Las intervenciones nutricionales basadas en estos probióticos ayudan a mantener una microbiota equilibrada, lo que, a su vez, mejora la resiliencia al estrés y la salud mental.

A pesar de la limitada investigación en humanos, los resultados apuntan a un futuro prometedor para los tratamientos basados en el microbioma. La microbiota intestinal es clave para la salud mental, ya que produce neurotransmisores que influyen en nuestro comportamiento. El estrés puede desequilibrar esta microbiota, causando problemas mentales. Una dieta rica en alimentos fermentados y fibra promueve una microbiota resistente, y a su vez, la salud mental.

Relación entre la microbiota intestinal y el estrés

La microbiota intestinal influye en la salud mental a través del eje
intestino-cerebro, produciendo neurotransmisores como la serotonina y el
GABA, que afectan al estado de ánimo y al comportamiento. El estrés puede
alterar esta microbiota, provocando inflamación, afectando a la permeabilidad
del intestino y exacerbando trastornos mentales.

• Los probióticos pueden atenuar la hiperactividad del eje HPA y los efectos
negativos del estrés en la microbiota, regulando la producción de AGCC y la
integridad intestinal, lo que conlleva a un intestino sano y, a su vez, a una mejor
respuesta al estrés. Ciertas cepas probióticas, de los géneros de Lactobacillus y
Bifidobacterium, han demostrado reducir el cortisol y los marcadores
inflamatorios.

• Las intervenciones nutricionales enfocadas en la administración de
probióticos fomentan una microbiota diversa y resiliente, reduciendo los
marcadores de estrés y mejora de la percepción subjetiva del mismo, la calidad
del sueño, el estado de ánimo y la función cognitiva.

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